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Entradas

Rosas, Cartas, Poemas, Cuentos de Hadas.

 La rosa que seca que nunca me diste, está guardada dentro de mi cuaderno lleno de poesía.  Las cartas que te envié al buzón de los sueños, permanecen conmigo y ni en mil años las romperé para que algún día las puedas leer.  Mis poemas siguen saliendo con más intensidad, sin temor alguno, sin barreras que impidan describir el ser que eres.  Las noches largas de filosofía aun siguen conmigo, en mi filosofía entras tú, mi filosofía dice que eso de amateur ya no va conmigo, el silencio en las noches de filosofía ahora es música cuando duermo.  El mensaje escrito en el ascensor con mi lápiz labial favorito, aun sigue en el mismo sitio reflejándose en el espejo.  La conserje se quedó sin empleo, ya no tiene gradas para limpiar, ahora en las noches la soledad se apoderó de aquel edificio, "nuestro edificio".  De mi memoria se fue el ser que me inspiraba, ya no hago música de lo que escribo, en tu maleta se fue mi alegría, te fuist...

Al Borde de la Línea (Segunda Parte).

 Esta vez no desperté, me quedé atrapada en una sangrienta pesadilla que se repetía una y otra vez con diferentes formas, diferentes comienzos, distintos aromas, distintos escenarios, pero con los mismos personajes. Una y otra vez encerrada en un cuento que no existe, en un mundo abstracto que quizás una vez decidí fabricar en mi mente.  Gotas de sangre carentes de sabor, dolores de cabeza que siguen y parecen no querer estallar y aquel inhumano con cuchillo de cartón en mano apoyándolo contra mi garganta, queriendo acabar con aquellos sueños de niños, mientras yo no me rindo. Me río en su cara, mantengo mi sonrisa y su enojo se hace más intenso al no entender como ante semejante espectro que es puedo simplemente reír. La explicación es sencilla, detrás de esta perfecta sonrisa hay una sombra de tristezas ocultas, que con cada una de las nuevas marcas que deja aquel que no existe se van desvaneciendo.  Gritar no sirve de nada, ya me lo ha dicho el espectro y los primero...

Nuestra Copa Partida

  De repente todo se apagó, cuando creía y parecía que todo iba bien mi obra de teatro se cayó, sin aviso sin señal alguna, todo se quebró.   La copa del mejor vino que pusimos juntos sobre la mesa, en el cuarto de mis sueños, se cayó, se rompió en pequeños pedazos sin saber por qué.   Y cuando entre al cuarto de mis sueños salí herida, no esperaba encontrar nuestra copa partida, y mi sangre se mezclo con el vino y mi corazón se fue contigo.   Todo oscureció y a veces siento que vivo en una pesadilla, intento ser fuerte para no dejar que mi voz se quiebre o se asome alguna lagrima en el filo.  Se fue y me dormí en el amor, hasta que coincidí con alguien que me volvió a despertar. Nunca borré sus besos, sus caricias, sus abrazos y mucho menos sus te amo. El es parte de mi recuerdo más bonito y sé que lo sabe.  Al partirse la copa nació el sufrimiento, como una creencia de que si duele es para demostrar al mundo o a la persona que amamo...

Sigo Siendo Caminante

  Iba caminando, camine descalza   y me clavé millones de espinas, me corte la piel…  Me deslice por el piso oscuro y frio, conocí fantasmas, demonios y vampiros. Pocos ángeles observaron mis torturas. Me levante muchas veces y muchas veces más me sentí fuerte pero de igual forma caía.  Recibí golpes duros en este largo recorrido. Debo admitir que en medio de todo hubo flashes de felicidad, dentro de todo demostré amor y sonreí por otro.  Percibí el amargo sabor de la triste soledad. Boté lágrimas que parecían ser sangre.  Me quejé por el dolor de las heridas. Aún así camine y sigo siendo caminante.  Como caminante maduré, conocí mucho sobre este mundo, hablé con gente de calle y con gente con mucha cultura. Finalmente en este camino supe lo que es sentir emociones fuertes, buenas y malas.  Me detuve en ese camino y vi una pequeña luz, y cada vez que me acercaba a ella se hacía más grande, y era un pedacito de felicidad. ...

Al borde de la línea

 Desperté con las manos llenas de sangre y mis sábanas blancas, ahora tienen un adorno de color rojo, un rojo diferente, un rojo que tendrá otro tono... Un tono de muerte quizás.  Pienso que me golpearon o quizás, a mitad de la noche en un punto de locura, alguno de mis nervios explotó inundando mi entorno de sangre. Abro la boca para emitir un grito y mi mandíbula está trabada, no soy capaz de emitir sonido alguno. ¿Será que un demonio por la noche luchó conmigo? ¿Será que me auto-castigué por tener tantas opciones y no saber qué hacer?  Tal vez esa sangre que perdí es una advertencia para estar alerta porque hay un pequeño enemigo montuno que está cada vez más cerca de mí, el trata de hacer que yo lo quiera, pero en el fondo sabe que yo sé que quiere hacerme daño. Nunca lo veré como mi amigo, prefiero algo más urbano que montuno.  No quiero caer en el fondo donde la luz está lejos y la ropa no es la misma. No voy a entrar en el trance, aunque algunos piensen que ca...