La rosa que seca que nunca
me diste, está guardada dentro de mi cuaderno lleno de poesía.
Las cartas que te envié al
buzón de los sueños, permanecen conmigo y ni en mil años las romperé para que
algún día las puedas leer.
Mis poemas siguen saliendo
con más intensidad, sin temor alguno, sin barreras que impidan describir el ser
que eres.
Las noches largas de
filosofía aun siguen conmigo, en mi filosofía entras tú, mi filosofía dice que
eso de amateur ya no va conmigo, el silencio en las noches de filosofía ahora
es música cuando duermo.
El mensaje escrito en el
ascensor con mi lápiz labial favorito, aun sigue en el mismo sitio reflejándose en el
espejo.
La conserje se quedó sin
empleo, ya no tiene gradas para limpiar, ahora en las noches la soledad se apoderó de aquel edificio, "nuestro edificio".
De mi memoria se fue el ser
que me inspiraba, ya no hago música de lo que escribo, en tu maleta se fue mi
alegría, te fuiste y me dejaste queriéndote.
El agua salada de aquella playa de Venezuela, donde nos
reconocimos al instante, sigue igual de transparente que cuando estuvimos en
ella.
Las luces que nos
deslumbraron y que nos hicieron soñar con Paris, están guardadas en un papel de
fotografía.
El cuento de hadas que soñamos
para el futuro, donde nos volveremos a ver y tendremos un final feliz, aun
sigue en mi mente.
Aún estas en mi refugio,
aunque a veces no tenga sentido quererte hasta el cielo. En una esquina de la
ciudad de marionetas he creído verte pero, solo era un muñeco que me hizo alucinarte.
Mi casa esta gris como mi vida, mi sombra ahora se asombra porque tú no estás.
Año 2006.
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