Esta vez no desperté, me quedé atrapada en una sangrienta pesadilla que se repetía una y otra vez con diferentes formas, diferentes comienzos, distintos aromas, distintos escenarios, pero con los mismos personajes. Una y otra vez encerrada en un cuento que no existe, en un mundo abstracto que quizás una vez decidí fabricar en mi mente.
Gotas de sangre carentes de sabor, dolores de cabeza que siguen y parecen no querer estallar y aquel inhumano con cuchillo de cartón en mano apoyándolo contra mi garganta, queriendo acabar con aquellos sueños de niños, mientras yo no me rindo. Me río en su cara, mantengo mi sonrisa y su enojo se hace más intenso al no entender como ante semejante espectro que es puedo simplemente reír. La explicación es sencilla, detrás de esta perfecta sonrisa hay una sombra de tristezas ocultas, que con cada una de las nuevas marcas que deja aquel que no existe se van desvaneciendo.
Gritar no sirve de nada, ya me lo ha dicho el espectro y los primeros días cuando lloraba, sonriendo me pedía que me ahorrara mis lágrimas, pues él no siente compasión, es causante de un dolor tardío. Me estuvo estudiando, conociendo cada parte de mí, viendo cual sería mi punto débil y encontró que me daba miedo el no poder sentir nada, tal vez se lo dije en uno de esos sueños tontos en los que todo parece ser maravilloso y real.
Me engañaste espectro, no fue por mucho, pero lo lograste. Lograste meterte en mi mente y cambiar lo que pasa en las noches cuando caigo en la inconsciencia, por un momento fuiste parte de mi y paseaste por cada rincón de oscuridad y de luz, tocaste cada parte de mi alma y de mi cuerpo para ver por donde moría. A pesar de que creías que estabas a punto de ganar, me levante, rompí tu cuchillo con los dientes, le di una patada a tu estúpida y falsa sonrisa.
Por eso hoy si existe el inhumano me tiene miedo, ahora transformado en otra cosa que aun no entiendo, me habla cuidando cada palabra que usa, sigue la historia de mi vida creyendo que soy ignorante de sus pasos y la verdad, prefiero dar la vuelta a esta historia, porque aquel se acerca. Aquel que desde hace tanto desconozco y que va dejando un camino de tintas, letras y diseños los cuales creo, pienso y quiero secretamente.
Finalmente, llegué a la conclusión de que estuve nuevamente al borde de la línea y ahora mismo algunos tienen miedo de mis sueños, pero lo mejor de esta pesadilla es que muchos otros me admiran.
Siempre lo he dicho, me da miedo dejar de sentir, porque no siento miedo de otras cosas.
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