Si creías que lo sabías todo, te invito a conocer a quienes te rodean. Déjate llevar por el momento, vive el presente.
Desde esos sueños de niños, desde el amor con el que escribo... Desde ese lugar brillante, deja que la luz fluya.
Ancho de espadas.
En busca de los nuevos métodos. Nuevos caminos, nuevas formas de redireccionar la energía.
Ese momento en el que abres la mente y todo empieza a fluir... Era la monja, la santa, la religiosa... ¡Se esfumó! No hay mutilación, no hay separación. Sólo tiempo en el medio del amor y el placer. ¡Que difícil que es entenderlo! Vamos por etapas. Vamos piano a piano. ¡Loca! Y que te guste así... que igual me quieras, que igual me quieras vivir siempre, aunque sea loca, aunque me vaya desbordando por los caminos de la espontaneidad.
Autenticidad.
Un sentimiento que se desenfrena en el medio del camino. Millones de suspiros y estas ganas de abrazarte todo. Me envuelvo en un sentimiento empalagoso. Me gusta, lo sostengo, lo envuelvo en un espasmo. Mi espina dorsal se entrelaza como una serpiente que activa la manifestación de la serenidad del alma en un tono cósmico, que perdura en presencia y trasciende.
Mensajes desde otro plano.
Sueño. Me vienen imágenes del futuro. Años atrás no podía proyectar con claridad mi futuro, antes veía todo oscuro. Se enciende la llama, se incrementan las ganas. Nos definimos en un viaje interno, no lo decimos, sólo sentimos y eso nos saca miles de sonrisas.
Magnificencia.
Las acciones hablan por si solas, miradas desde la profundidad del alma. Impulsos, fuertes latidos que nos unen, nos atraen, desde lo sutil a lo sublime. Diversión, emoción, una alegría que se contagia. El niño mágico que no se reprime, que vuelve a creer en cuentos de hadas, porque descubrió que los sueños si pueden hacerse realidad.
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