Cuando llegue la calma, ¿quién será la mejor compañía para el final? Las fisuras son más dolorosas que las fracturas porque se arrastran en el tiempo.
He regresado a la rutina; traigo los recuerdos cargados de momentos en los que me junto con gente con la que puedo hablar de la vida y de los planes que tenemos en general. Una recarga de energía en la que me llevo la inteligencia emocional de las personas que conozco. La capacidad de poder verte de frente, aceptar la oscuridad, buscar ayuda o ayudarte a ti mismo en la medida de lo posible para regresar al eje en el que te sientes cómodo con la versión que eres y donde sabes que cada pequeño paso que vas dando. Tu presente te va llevando por un camino que ya conoces y al mismo tiempo, las acciones van activando portales donde se van tejiendo realidades hermosas e inesperadas que sabrás reconocer cuando pasen.
¿Quieres viajar mucho? Rodéate de personas a las que les guste viajar. ¿Quieres cambiar tu estilo de vida? Rodéate de personas que tengan un estilo de vida parecido al que quieres tener. Entonces, desechar personas que no suman se vuelve algo normal.
Al final, está muy bien tener el poder de elegir y no tener que aferrarse a nada porque "es lo que hay".
Retomar costumbres, volverte a conocer, guardar silencio, hablar demasiado. Desconectarse del mundo para volver a conectar con personas que son panas o que te tratan bonito. Volver a la vida una y otra vez, mientras el mundo de los sueños se inventa personajes que no son parte de este presente.
Siempre he tenido un tema con los sueños. Hay sueños que no se me olvidan y sueños que prefiero guardar en mi diario. Hay sueños que no cuento y que llaman tanto mi atención que se quedan paseando por mi cabeza algunos días. Me pregunto: ¿Después de cuántos sueños inventados nos podremos encontrar?
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