Estoy de nuevo en ese sube y baja, dirvirtiendome mientras exploro la profundidad de mi mente...
No estoy construyendo un castillo, es nada más un imperio.
Mira que añadirle tantas palabras a lo bonito no tiene sentido. Las palabras son adornos que están muy bien, pero las acciones y la compañía expresan aún más.
Escribí un montón de cursilerias después de que te vi, escribí un montón de versos románticos después de que me vi. Son sólo escritos llenos de verdades que atesoro debajo de la cama. Si soy todo eso que dijiste, cuando me veo en tu reflejo me gusta y no me asusta.
A veces escucho canciones tristes, no estoy deprimida, es sólo que me gusta la expresión, me generan placer las notas tristes. Así como también algunas veces escucho música romántica, de esas canciones cursis, de esas que se escuchan en secreto. No tengo vergüenza, ni con tu sombra.
Suelo pasearme por esos momentos indelebles, en lo que me permito salir del silencio, esos momentos en los que las almas se abrazan, porque siempre han sido abrazos llenos de realidad. Suelo huir dentro de aquellos sonidos indecorosos, suelo despertar soñando contigo y cuando no, pues sueño conmigo que es parecido.
No me quiero dormir, escucho como mi vecino también tiene que poner música para dormir porque el ruido del campus es insoportable. Suena el asqueroso motor de los años 50 que mueve el agua de esta prisión, hoy agradezco que mañana me iré de aquí.
Mañana me voy y se me cruza el deseo de besarte en la frente y abrazarte hasta que se me caigan los dientes. Ups, es demasiado decir tanto. Creo que mejor me duermo porque ya estoy actuando como una borracha sin haber tomado ni una gota de alcohol.
Mejor ahogo este brote inspiracional con una canción de cuna, no duele y es más efectivo.
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