Voz de narrador: Dos hermanas en un probador, una conversaión de esas corrientes.
—"Quiero estrellas fugaces" pasajeros perdidos— dijo Anastasia mientras se probaba aquel vestido rojo con la raja subida de tono del lado del corazón y con diamantes en el pecho.
—Ya ni sabes lo que dices Nastya, hablas así porque ya no quieres nada con Dimitri, pero apenas te des cuenta de que él te hace sentir mejor que los demás y él se de cuenta de lo mismo, volverán enseguida, ustedes ya deberían casarse— respondí
—Probablemente Carlota, pero independientemente de eso, Dimitri y yo necesitamos un descanso. Ya luego veremos. No te niego que nos amamos, pero ahora mismo no es nuestro momento. Pruebate tú este vestido rojo, ¡anda! Que el rojo te sienta muy bien. Yo me quedo con el azul rey.
—¡Qué loca que estás! Practicamente me estás obligando a ir a esa fiesta, sólo porque quieres que me encuentre con Tom, pero ya te dije Nastya, no puedo seguir así con él.
—Pero, ¿por qué si tú lo amas?
—Porque él ya se va a ir, quiere regresar a su país y yo quisiera ir con él, pero me entra la duda de si estamos haciendo todo muy rápido. Es que yo sí quiero a Tom, pero ¿mudarnos tan rápido? creo que tengo que pensar las cosas
—Piensas mucho todo Car, primero estabas loca por casarte con él, él te pide matrimonio, le dices que sí y ahora sales con que tienes que pensar las cosas. ¿Quién te entiende mujer?
—No sé hermana, tal vez necesito 21 un días para saber qué es lo siento
—Señorita, ¿todo bien ahí adentro?— se escuchó una voz afuera del probador.
—¡Si! ¡Todo bien!— respondimos al unisono
—Explicame qué es eso de los 21 días, ¿otro ritual hermana? ¿hasta cuándo con eso?
—No es ritual chica, es nada más un tiempo para estar conmigo, ¿está mal?
—No está mal pero, ¿no crees que en 21 días Tom puede olvidarse de mí?
—No sé, lo que si creo es que si Tom me quiere y se quiere sabrá entender y aprovechará esos 21 días para hacer lo que quiera
—Bueno, ¡lo que digas hermana! Ya ni sé si te vas a casar o no.
—¡Yo tampoco!
Recogí los vestidos rojos y azul rey y los metí en la cesta dorada que te dan al entrar a la boutique. Al salir una señora me detiene:
—Disculpa que te moleste, ¿nos podemos sacar una foto contigo? Mi hija y yo admiramos tú trabajo en la película "Las 4 voces de mi mente"— me dijo mientras yo asentía.
—¡Claro que sí! Mary, ¿nos tomas una foto por favor?
Se acercó mi amiga, la dueña de la boutique y nos sacó una foto, la señora y su hija de 14 años quedaron contentas. Me alejé de ellas caminando hacia la caja junto con Mary.
—Ania, ¿con quién hablabas en el probador?
—Sólo era un monologo Mary, tengo una presentación mañana en el Teatro Xola
Pagué y salí de la tienda pensando en la mentira que acababa de decir. "Mary sabe que estoy loca" pensé.
—Mejor me apresuro a llegar a casa para escribir esto. Estoy en el punto de mayor locura creativa posible y me encanta— dije para mi misma.
Levanté la mirada y ahí estaba él, sonriendo... de nuevo. El que se lleva bien con "las voces de mi cabeza". Creo que me estoy por desmallar. Todo se ve negro. Escucho su voz pero creo que es un sueño. Como siempre, vivo comparando la realidad con lo que sueño. La verdad es que hace "un chingo" que no sueño, así que he estado inventando todo mientras estoy despierta.
Mientras finjo.
Mientras vivimos comparando la realidad con los sueños.
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