La neptuniana finalmente fue liberada, durante 9 años se mantuvo carcelera de lo utópico, de la idealización de los que no merecían tener ese lugar de “Dioses”.
Su recorrido comenzó en el año 2014, cuando inevitablemente se convirtió en neptuniana, por cambios planetarios comunes que suceden vida con vida y así, sin dudarlo y sin darse cuenta de que era algo que tenía que pasar “porque así estaba escrito”. Se cree que si ella hubiese sabido con anticipación este cambio y lo hubiese entendido como lo entiende ahora, entonces habría podido evitar esos choques infrahumanos que retrasaron su crecimiento en este plano terrenal, lunar y álmico.
Era ya el segundo brote de descontrol en la vida, como una adolescente rebelde queriendo una gota más de descontrol lleno de libertad y lujuria a la vez, esa rara necesidad de sentir admiración de cuerpos, no de amar si no de alimentarse de los placeres carnales, sentirse en una plenitud vacía que te da la sensación de estar llena. Sexo casual sin causa alguna, sin propósito alguno, no por conocer al otro, ni por querer conectar con el otro si no como una especia de juego de supervivencia en el que nadie debe enamorarse ni cruzar ciertas líneas ¡vaya que si lo podía jugar bien! A través de ilusiones, escritos, luchas con fantasmas y demonios, para que uno de esos días grises se encontrara en la orilla de la cama, queriendo una conversación profunda y real. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que ninguna de las personas que la rodeaban aquel 2014 era apta para tener una conversación profunda o sincera tal vez. La desdicha intensa invadió su alma, se dio cuenta de que venía tejiendo un camino vacío y superficial en el que ella misma era su propio juez, no había nadie más allí diciendo o explicando el porqué de su actitud.
Caminando sobre tablas inestables, suelos tambaleantes, superficies desiguales, dando como resultado unos cuantos tacones rotos. Posando la mirada en seres de otros mundos, como los alados, los que no tenían intenciones de llevarla a otras galaxias si no de hacer de su mundo un falso cuento de hadas, serían esos personajes que ya están marcados para pertenecer al otro lado de la línea, los que no hallaban equilibrio. ¿Enemigos? De ningún modo. ¿Aliados? No lo creo. Sólo eran personajes de relleno, ocupando un lugar que no les pertenecía, siendo usados como especie de escudo para evitar que la mujer neptuniana pudiera realmente desbordar toda esa ira que habitaba en su interior.
Historias acompañadas de romances malhadados durante 9 años, como un karma o una maldición que estaba escrita en su historia de vida. Un año antes de finalizar los 9 años de mala racha como un mensaje del más allá o un tipo de “despertar” llegó una especie de llamado a su forma de pensar, a su sentir, algo le decía que tenía que actuar de forma diferente. Estaba cansada de repetir patrones, se había cansado de “lo mismo”, así que esta vez quiso cambiar su destino, para ello tendría que cambiar desde adentro y romper las formaciones a las que ya tenía varios años acostumbrada, empezó desde Neptuno haciendo un trabajo fino, rompiendo sus propias rutinas y huyendo de los “no puedo”, se dedicó a desbocar esa ira en su periodo de soledad, mediante el auto conocimiento, acompañado de un viaje directamente al reencuentro con el gran maestro del silencio. Hoy ha tomado su propia nave con rumbo a Júpiter, en busca de la expansión, de construir desde adentro hacia afuera para sumar a su vida aquello que realmente le dé paz, no como un capricho o por conveniencia sino porque de ahora en adelante esta nueva visión la llevará a un nivel de expresión proveniente de su alma y nunca más desde el plano superficial.
Finalmente la máscara neptuniana se va desvaneciendo y empieza ver a los seres humanos con otros ojos.
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