Le sobran las lágrimas, por razones que no puede procesar. ¿Cómo es que era tan fuerte y ahora se desmorona completamente? ¿Qué parte de ella se dañó? Se fue amoldando con el tiempo a cada situación y caída, generalmente levantándose rápido y volviendo a sonreír.
Hoy, después de tanto tiempo, se ve a si misma escalando una montaña de arena de la cual se resbala una y otra vez, tal vez se ha vuelto masoquista, es incierto. En un minuto olvida y enseguida vuelve a recordar.
No es la misma, algo cambió en ella, no lo descubre y sigue sin querer hablar de eso encerrándose en un lugar desconocido. Si le preguntan no sabe que contestar, antes de aquel día se sentía de acero, hasta el golpe más fuerte, lejos de su gente pudo vencer y ahora sólo puede sentir debilidad. Sigue cayendo, da la impresión de que le está gustando, no sabe en que punto se encuentra, no puede ver más allá de lo que fue, lo que aún es y será.
Siempre mira al cielo en momentos como estos, pero esta vez sin buscar consuelo. ¿Qué busca entonces? Se pierde en la nada, ya no es tristeza, no es molestia, no es odio. No es ningún mal sentimiento lo que siente, sigue sintiéndolo como algo diferente, no se lo explica.
A veces recuerda como en el pasado solía resolver todo y salía de cualquier hoyo, problema o fracaso. Se aferraba a la idea de que el tiempo respondería todo, aunque en ocasiones fue un "soldado caído" seguía adelante, siempre positiva, siempre mirando hacía adelante y con la cabeza en alto.
Esta vez no controla sus emociones, llora de repente, vive escondiéndose, evitando hablar de lo que tanto le da vueltas y pasea por su mente y por su alma. Ella grita en silencio para no aturdir a otros... Ella sabe que nadie entendería a los ángeles y demonios que habitan en su mente, porque ni siquiera ella misma los entiende.
Ella va divagando, tropezando con extraños, recibiendo halagos los cuales escucha con efecto tardío. Ella va rechazando, pisoteando, esquivando, luchando, suprimiendo los sentimientos de otros porque sigue atada a algo que para ella no tiene ningún sentido y se sigue sintiendo rara, sigue siendo una extraña para muchos.
No es la misma, algo cambió en ella, no lo descubre y sigue sin querer hablar de eso encerrándose en un lugar desconocido. Si le preguntan no sabe que contestar, antes de aquel día se sentía de acero, hasta el golpe más fuerte, lejos de su gente pudo vencer y ahora sólo puede sentir debilidad. Sigue cayendo, da la impresión de que le está gustando, no sabe en que punto se encuentra, no puede ver más allá de lo que fue, lo que aún es y será.
Siempre mira al cielo en momentos como estos, pero esta vez sin buscar consuelo. ¿Qué busca entonces? Se pierde en la nada, ya no es tristeza, no es molestia, no es odio. No es ningún mal sentimiento lo que siente, sigue sintiéndolo como algo diferente, no se lo explica.
A veces recuerda como en el pasado solía resolver todo y salía de cualquier hoyo, problema o fracaso. Se aferraba a la idea de que el tiempo respondería todo, aunque en ocasiones fue un "soldado caído" seguía adelante, siempre positiva, siempre mirando hacía adelante y con la cabeza en alto.
Esta vez no controla sus emociones, llora de repente, vive escondiéndose, evitando hablar de lo que tanto le da vueltas y pasea por su mente y por su alma. Ella grita en silencio para no aturdir a otros... Ella sabe que nadie entendería a los ángeles y demonios que habitan en su mente, porque ni siquiera ella misma los entiende.
Ella va divagando, tropezando con extraños, recibiendo halagos los cuales escucha con efecto tardío. Ella va rechazando, pisoteando, esquivando, luchando, suprimiendo los sentimientos de otros porque sigue atada a algo que para ella no tiene ningún sentido y se sigue sintiendo rara, sigue siendo una extraña para muchos.
Ella no es perfecta, ella no busca ser perfecta y tampoco vive la vida tratando de ser recordada.
Ella es la persona más desinteresada por ser admirada que he visto y comparto con ella el placer de escribir y ¡vaya, que agradables escritos suele hacer cuando está feliz!
Ella es la persona más desinteresada por ser admirada que he visto y comparto con ella el placer de escribir y ¡vaya, que agradables escritos suele hacer cuando está feliz!
En el silencio de su soledad sabe que no es infeliz, pero al mismo tiempo reconoce que alguna de sus piezas está faltando.
—Ella cambió, yo la vi, triste y vacía—decía aquel caminante.
—Ella cambió, yo la vi, triste y vacía—decía aquel caminante.
—Ella perdió de un día para otro la sonrisa, la verdadera sonrisa— dijo la señora gorda de la esquina de siempre.
Intenté por cualquier medio entrevistarla o tener una conversación con ella aunque fuera corta y lo único que recibí fue una nota a través de uno de sus amigos que decía: "No estoy lista todavía y no creo que lo este". Era la primera vez que leía algo así de su parte, realmente no me lo esperaba, ni siquiera un minuto quería dedicarle a nadie.
—Ella ha estado muy rara desde ese día— me dijo uno de sus más cercanos amigos.
Creí que si seguía insistiendo podría tener un encuentro cercano con ella y quizás tenderle una mano y mostrarle que no todo puede estar tan mal. Le mandé cientos de mensajes y algunos correos, la llamé y no recibí respuesta alguna, hasta que un día me escribió: "Desde ese día he sentido que quiero que todo se detenga, para entonces entenderme a mi misma. Sin éxito los días han pasado y yo sigo sin entender, creo que me tendré que acostumbrar a vivir de esta manera."
Ella sigue diciendo: "estoy bien, no quiero hablar al respecto". Sin embargo, no ha vuelto a ser la misma.
Intenté por cualquier medio entrevistarla o tener una conversación con ella aunque fuera corta y lo único que recibí fue una nota a través de uno de sus amigos que decía: "No estoy lista todavía y no creo que lo este". Era la primera vez que leía algo así de su parte, realmente no me lo esperaba, ni siquiera un minuto quería dedicarle a nadie.
—Ella ha estado muy rara desde ese día— me dijo uno de sus más cercanos amigos.
—Perdió bastante peso, aún sale a divertirse con nosotros, aún lee, va al cine y hace sus actividades cotidianas, pero ya no habla como antes, definitivamente no es la misma. Fue como si su chispa se perdió— reconoció aquel anónimo amigo.
Creí que si seguía insistiendo podría tener un encuentro cercano con ella y quizás tenderle una mano y mostrarle que no todo puede estar tan mal. Le mandé cientos de mensajes y algunos correos, la llamé y no recibí respuesta alguna, hasta que un día me escribió: "Desde ese día he sentido que quiero que todo se detenga, para entonces entenderme a mi misma. Sin éxito los días han pasado y yo sigo sin entender, creo que me tendré que acostumbrar a vivir de esta manera."
Ella sigue diciendo: "estoy bien, no quiero hablar al respecto". Sin embargo, no ha vuelto a ser la misma.
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