Mírame cuando te hablo, mírame de lejos y de cerca también.
Observarme con esa mirada que derrite hasta mi alma y caeré rendida ante tu incandescente figura.
Roza mis labios con tus pensamientos, desnuda mi alma con un fino intercambio de palabras y consideraré abrir alguna de mis puertas.
Sin pensar, sin dudar, sólo estando ahí. Correré desmesuradamente a cada encuentro, o frenaré el paso y caminaré lento, sólo déjame demostrarte que tú tienes el talento.
Leo entre líneas, entiendo cada silencio, cada tristeza. Comparto cada felicidad, cada logro y me siento feliz.
Y créeme cuando te digo, que no tienes idea de como me haces sentir. No tienes idea de la seguridad que hoy hay dentro de mi, puedo extender mis alas y ser libre como quiera, puedo compartir un sorbo o demasiados sorbos de felicidad para ti, puedo compartir tanto como quieras, como queramos, como se pueda.
Estoy arriba en una nube púrpura, camino como si estuviera flotando, a veces no te tengo cerca y no siento tu corazón latir junto al mío, pero viajas en mi mente y sonrío, y cuando eres feliz complementas la felicidad que ya siento, por tantas cosas que la vida me da. Por el simple hecho de vivir.
Y es que tu caballero mío, príncipe de ensueño, tú tienes el talento para bajar estrellas o subir hasta ellas, para construir tu propio reino, tener castillos y demás. Subir la montaña más alta sin caerte, solo o con ayuda de alguien más. Atravesar los bosques más frondosos y tenebrosos para encontrar cualquier tesoro.
Tienes el talento para ser lo que quieras ser.
Comentarios
Publicar un comentario