Recogiendo pedazos de vidrios rotos, los
cuales pisé por querer sentir dolor, pero no sentí nada.
Estaba en la parte más baja, no era el centro
de la tierra, quizás me fui a otro planeta a molestarme conmigo misma o
simplemente me fui a ver cómo nos quemamos en nuestro propio infierno.
No estamos hechos de nada, nos autodestruimos,
desaparecimos todo lo que alguna vez quisimos, bañamos de sangre todo lo que fue de
otros colores y nos quedamos sin sonrisa, sin nada que nos hiciera “felices”.
Nos sumergimos en la maldición de nuestras
palabras, comenzamos pensando que solo seria una vez, arriesgándonos a sentir.
Nunca medimos nuestras acciones y ahora nos
enredamos en una maraña un poco difícil de desenredar, quizás pensamos que no pasaría, tal vez por un momento nos creímos
magos.
Comentarios
Publicar un comentario