La mente es un arma de doble filo, bien dicen que “si logras dominarla, dominarás el mundo”. Después de una complicada noche de discusiones entre mi alter ego y otra personalidad que vive en el anonimato tratando de pisar caminos desconocidos, en los que sólo mi mente puede ingresar, me arropó el sueño. “Hace mucho que no sueño” me venía repitiendo estos últimos días, antes, cuando quería soñar buscaba la manera de hacerlo, pero me dejé de eso, porque me desenamoré de los sueños que me hacían construir ilusiones montadas en una nube de plantas verdes. Estaba aquí, en la Ciudad de México. Entré a una oficina como si ya fuera costumbre, y ahí estabas tú, vestido de negro “como casi siempre”, me saludaste mostrando una sonrisa: —Hola muñeca, ¿cómo estás? —Hola hermoso, bien. Sólo vine de paso por aquí, ¿y …? —¿Y ella quién es?— se escuchó una vocecita salir debajo del escritorio, salió una niña pequeña, de tez blanca, cabello negro y ojos castaños —¡Hola princesa, que bonita que e...
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