La primera vez que se tocaron fue con la mirada. Ella no se olvida de ese murmullo que recorría la habitación, en medio del ruido externo, estando en compañía de otras miradas, sus ojos la invitaban a mirarlo. No podía sostener la mirada porque la profundidad de sus ojos seducía su mente. Él miraba sin que nadie lo viera, ella era la única que sentía como él clavaba sus ojos en sus piernas cuando hablaba de sus viajes, sólo ella sentía su atención en cada palabra, en cada historia que ella contaba para hacer un poco más amena la noche, su torpeza y sus risas rodeaban la sala y hacían reír a los invitados. Por dentro estaba encendida, por fuera mostró templanza y comodidad. Ilusos sin sospechas... Se les venía una noche intensa. Abrieron la puerta, hicieron que toda la noche fuera suya. Ideas que van, ideas que vienen... queriendo conocer cada parte de sus mentes cargados de brillo, oscuridad, seducción, tristeza, alegria, ambos exper...
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